jueves, 18 de noviembre de 2010

LIZ DURAND: UN COMPROMISO CON LA PINTURA, LA POESIA Y LOS NIÑOS

LIZ DURAND es una mujer de su tiempo, comprometida con el arte y con los niños de escasos recursos. Su sueño es tener un camioncito amarillo – de esos escolares- para llevar talleres de pintura a las colonias. Para esta pintora poeta la amistad es una plantita que debe cultivarse. Entre la amistad y el amor, prefiere la primera, aderezada con pasión. Conoce a Liz Durand, una mujer auténtica y apasionada.



¿QUIÉN SOY?

Soy Liz Durand Goytia, nací hace más de 50 años en Orizaba, Veracruz, y me dedico al arte: doy talleres de artes plásticas para niños y adultos, pinto y escribo, y además organizo algunos eventos culturales. El último empleo que tuve en una empresa fue en el Banco Mexicano, conocido antes como Somex. Mi jefe tenía a cargo la revista interna de la institución y yo hacía reportajes y entrevistas. Cuando el banco se vendió, los nuevos dueños, como es típico en estos casos, despidieron a la vieja cuadrilla y llevaron a su propio personal. Irónicamente, la persona que me despidió me dijo “Contigo no me siento tan mal de traerte esta noticia, porque sé que eres una persona muy capaz y no tendrás problemas”. Yo tenía entonces 38 años y a partir de ese momento ya no conseguí empleo por mi edad. Comencé a trabajar por mi cuenta. Obtuve la beca Juan Grijalba que es otorgada por esa casa editorial y la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM), la cual me permitió hacer un Diplomado en Edición y ofrecer mis servicios como correctora, hasta que me cambié de ciudad.



¿MI PROFESIÓN?

Mis actividades profesionales son la pintura y la escritura, las cuales me aportan mucha satisfacción porque hago lo que pienso, lo que siento y lo que me gusta. Desde niña me gustó mucho dibujar, cuando estaba en la primaria me encantaba copiar a lápiz los jarrones egipcios que venían en mis libros y los retratos de Benito Juárez y esas cosas, aunque en ningún momento pensé en volverme artista, siempre supe que eso no daba de comer y además era caro. Sin embargo, en 1980 casi como jugando entré con unas amigas a la clase del excelente pintor, Enrique Zapata, quien logró que explotara con pasión en mí mi vena de pintora. Desde entonces me apliqué en el estudio, de tal manera que asistí a la Academia de San Carlos y a varios estudios de otros pintores.



¿QUÉ PINTO?

Pinto mujeres, pinto el dolor que sienten, o al menos lo que intuyo de eso. Mis colores son fuertes y mis cuadros quizá resulten duros para algunas personas, pero es lo que me nace hacer, no me late hacer paisajitos o desnudos idílicos. Creo que con el tiempo me he vuelto más conceptual y prefiero explorar más las posibilidades de la plástica que meramente la pintura, así que trabajo libros viejos o cajas y las convierto en objetos arte. También trabajo con materiales de deshecho que mis alumnos llaman basura, porque estamos en tiempos en los que reciclar es indispensable.



¿MI COMPROMISO SOCIAL?

Tengo 13 años dando talleres voluntarios en comunidades de Oaxaca. Aunque he tenido algunos tragos amargos, como es la muerte de una compañera en una caravana de ayuda a Copala, los resultados con los niños son alentadores, sin que podamos cantar victoria todavía. Los talleres que imparto en mi casa son de pintura, porque es lo que me solicitan. Pero los talleres realmente importantes para mí son los voluntarios que doy en Huajuapan de León, Oaxaca. Son talleres de rescate del patrimonio cultural y tienen la mira de que los niños conozcan y valoren sus raíces y con el tiempo se vuelvan cronistas de su comunidad. Todo esto se hace a través de actividades de escritura y de pintura a manera de juegos, que es la mejor forma de aprender.

Estos talleres los inicié por invitación de los maestros Saúl y Lupita, y luego a través de una asociación civil llamada Ocho Venado, en la cual trabajo con Alicia Olivera. Ella tiene exactamente las mismas ideas que yo con respecto a los talleres para los niños. Ella es economista y es mi enlace con las comunidades de Huajuapan, es quien coordina con los maestros de las escuelas y con los niños las actividades que deben realizarse antes de tomar el taller. Yo viajo desde donde me encuentre a Huajuapan de León para impartir este taller a los niños oaxaqueños, el cual se da sólo una vez al año.

Dichos talleres implican mucho trabajo, gran cansancio y una enorme factura a mi salud, por la afección que tengo en mi columna. Pero ninguna de esas cosas ha valido más que la maravillosa satisfacción de trabajar con niños ávidos de aprender, de disfrutar aprendiendo. Ver los resultados de su trabajo, ver que se sienten motivados para investigar más cosas, para hacerlas, verlos conectarse con los ancianos de sus comunidades y hacerles entrevistas o realizar paseos con ellos para que les cuenten la historia de los lugares donde viven, es un excelente pago por el trabajo que realizamos. No tenemos gran apoyo, sólo el de algunas cuantas personas en Huajuapan, que nos dan ya el refresco para la clausura, o los bocadillos, y desde el año pasado el encargado de Culturas Populares nos facilita el material, que asciende a unos mil pesos para trabajar con 300 niños. Nosotras pagamos las llamadas telefónicas que hacemos para ponernos de acuerdo, el viaje, mi estancia, mis traslados. Todo es por cuenta nuestra, y en este momento desconozco cuál será el destino de nuestros talleres. Este año tanto Alicia como yo hemos tenido grandes dificultades de salud. A ella incluso la acaban de operar de las vértebras cervicales porque se puso grave. Desde marzo que hicimos los talleres ya le dolía mucho un brazo y lo traía vendado. Finalmente terminó en una operación en el DF.

Sin embargo, como habitante de este país y planeta, me preocupa la situación violenta que padecemos, la pobreza de tanta gente nuestra, la pésima educación que no está ayudando a los niños para que tengamos ciudadanos con más conciencia y más posibilidades de analizar lo que nos sucede y poder cambiar nuestra realidad. Por eso, a quienes hacen lo mismo que yo, o a cualesquiera que esté haciendo algo y desee detenerse porque cree que no servirá de nada, le digo que no lo haga, que no se detenga, que nunca deje de aportar su granito de arena. Tengo comprobado que nuestra contribución por pequeña que sea, cuenta. Lo he aprendido con tantos niños con los que he trabajado, en cientos de talleres que he dado en diversas ciudades del país. Tenemos que retribuir a los demás, ser generosos y agradecidos aunque creamos que no tenemos mucho o que merecemos más.



¿ALGO ACERCA DE MI?

De mi personalidad lo que más me gusta compartir con los demás es mi pasión por la amistad y la autenticidad, lo demás de mí que lo elijan mis amigos. La gente me quiere fácilmente porque es generosa y porque soy auténtica, lo que ves es lo que soy, no hay nada oculto. Y navego con la bandera de la buena voluntad.

Defino a la amistad como un tesoro que brilla y brilla conforme avanza el tiempo. Pero hay que cuidarlo, pulirlo y chiquearlo para que no se haga negrito o se llene de herrumbre. La amistad es más duradera que el amor, no te pide que cambies ni que des nada y en cambio te da siempre. El amor en cambio reclama pertenencia o exclusividad, es más agotador. No estoy en contra del amor, pero para mí lo ideal es amistad con pasión para tener una relación con alguien. Porque si te fijas, lo más importante de tener una pareja es que ante todo, sea tu amigo. Si a eso lo aderezas o complementas con la pasión, ya es un triunfo.



¿ALGÚN SUEÑO PARA EL FUTURO?

Los proyectos que tengo son los de seguir con los talleres voluntarios, y cuando ya no pueda viajar porque sea mucha la distancia, tener un autobús amarillo -de los escolares- como aula móvil para ir por las calles a llevar los talleres a los niños, una locura que ojala pueda yo realizar. Necesito adentrarme más en los vericuetos de la ciudad, en las zonas más nuevas y marginadas para detectar en dónde están las necesidades, donde los niños recibirían esas clases que les sirvieran para mejorar sus vidas y tener contacto con cosas que aún no saben que existen porque la pobreza y la mala educación no se las dan a conocer.



¿OBRA LITERARIA PUBLICADA?

Primero publiqué el libro artesanal Caja de Colores, con hojitas sueltas contenidas en una cajita que hice para cada libro. Luego con ayuda de Alex Escalante diseñamos mi libro Cincelar el tiempo, con ilustraciones de Joachim von Mentz y el prólogo de la maestra Dolores Castro. Después salió otro libro también de autor que se llamó Alrededores del Perdón que llevé a Costa Rica.
Mis poemas también han aparecido en varias antologías editadas en Berlín, Uruguay, Cuba, y por supuesto México. También en algunas antologías de encuentros internacionales como el de las Mujeres Poetas en el País de las Nubes que organiza Emilio Fuego y con quien participe como organizadora algún tiempo cuando vivía en el DF.

Recientemente salió mi libro Mujeres que Cuentan, que es el relato de13 mujeres que emigraron a Ensenada, y en el que narran sus historias de vida. Este libro que no tiene ningún antecedente similar en este Estado, se edita gracias al apoyo de CONACULTA y el Gobierno Estatal y Municipal de Ensenada. Las autoras de los relatos son mujeres cuya edad fluctúa entre los treinta y los ochenta y seis años y se desempeñan en trabajos que van desde el doméstico hasta actividades profesionales o empresariales. El libro también muestra aspectos de la Ensenada que ya no existe en la actualidad porque la alcanzó la modernidad, y mucho de lo que estas mujeres guardan en su corazón respecto a ella.



PARA CONCLUIR

Deseo contagiarles estas ganas de ser amiga y esa pasión que al igual que yo tienen tantas mujeres que conozco para hacer que la palabra, la literatura y la poesía salgan a las calles y alcancen a todos, los toquen y los llenen de gracia, de alegría, de amor o de conciencia. Quiero dar las gracias a Carmen por hacer estas entrevistas, por robarle horas al tiempo y seguir promoviendo la literatura, la poesía, con esa pasión que conduce a que se hagan las cosas, por imposibles que parezcan.


ensayos

Contáctese con Liz Durand:

http://www.lizdurand.blogspot.com/
liz.durand.goytia@gmail.com;

miércoles, 13 de octubre de 2010

EVA CECILIA SOLÍS ARROYO Y SU PROPUESTA DE MEDICINA TRADICIONAL SUSTENTABLE.

Eva Cecilia Solís Arroyo es una curandera moderna que vive actualmente en Tlapalehui, una colonia del pueblo de Xoxocotla en el Estado de Morelos. Ella es creadora y directora del Centro de Medicina Ancestral Tlaltonatiuhyo cuyo moderno concepto incorpora medicina, arte, trabajo comunitario, relaciones humanas y recreación. Eva es una mujer mexicana que encontró su destino en el curanderismo después de haberse desempeñado como banquera, asesora empresarial, y funcionaria pública. Conózcala.

De mí puedo decir que soy una mujer muy abierta al cambio. Que ciertamente nunca me imaginé ser curandera, porque antes fui funcionaria pública, banquera y consultora empresarial. Todo me imaginé menos ser curandera, y pues mi vida dio un giro de 180 grados al venir aquí. El contacto con la naturaleza, el poder aprender a valerme por mí misma en todo este planteamiento de la sustentabilidad me cambia la vida. Me cambia la vida porque es estar en contacto con la energía de la tierra, y eso es una diferencias del cielo a la tierra. Nada que ver con las ciudades, con las prisas. Cuando laboraba como consultora empresarial era un estrés constante de todo lo que tenía que atender. Y bueno, la tierra se dio para tener paz y estar en armonía, y yo sé que hay mucha gente que lo quisiera hacer pero no se atreve, porque se pregunta ¿de qué voy a vivir? ¿cómo le voy a hacer?. Y ciertamente uno aprende a vivir de otra manera. Ni se requiere de todo el dinero que se ocupaba para ir a restaurantes, ni para vestirse, ni para tantas cosas que realmente no son necesarias, y aquí, pues uno tiene paz, armonía, tranquilidad, sencillez en la forma de vida, y eso es algo muy hermoso que disfruto mucho.




¿Qué significa ser curandera? ¿Cómo llegaste a eso? ¿Qué haces? ¿Cómo cambia tu vida con eso?
Pues vamos a decir que cuando yo llegué aquí, empezaron a llegar abuelos de diferente tradiciones. Al principio yo decía, bueno ¿por qué vienes? ¿quién te trae?. “Pues el gran espíritu”. Y ¿a qué vienes? “Te vengo a enseñar esta curación”. “Te vengo a traer este diseño”. “Vine a limpiar aquí y nunca más voy a regresar pero vine a hacer una limpieza energética”. Y yo decía, bueno Dios mío ¿dónde estoy? Porque al tercero bueno está bien, pero al quinto, al séptimo, que empezaron a llegar, yo decía ¿qué es lo que tengo que hacer en este lugar? Realmente estaba muy sorprendida. Ellos me dijeron que a mí me correspondía venir a sanar pero que no lo iba a hacer hasta que algunas gentes me lo pidieran. Y yo decía, pero ¿cómo se van a enterar que yo curo, si nadie sabe, ni yo misma? Y así fue como un buen día, más o menos después de un año, una comadrita que se estaba muriendo, ya hasta me estaba encargando a sus hijos. Yo fui a visitarla, por casualidad, entre comillas. Me dijo “ayúdeme comadre, ayúdeme porque me estoy muriendo”. Y en ese momento, surge desde dentro. Uno cuando sana en realidad es solamente un medio, el que sana es del gran espíritu de Dios o como cada quien le quiera nombrar, pero el poder es sólo un medio para que eso suceda. Ha sido una satisfacción muy, muy grande. Vamos, nada lo equipara, ni siquiera cuando representaba a México en foros internacionales. Sobre todo cuando es con la población indígena, ha sido como recuperar nuestras formas de sanar. Ellos tampoco recordaban que estas fueran sus formas, igual con la medicina alópata y con las pastillas, y lograr ahora que sepan que hay que sanar el espíritu para que el cuerpo físico se cure. Para mí es un logro que la gente pueda acercarse hoy a mí aunque sea güerita y de fuera, acercarse a sanar su espíritu y su alma más allá del cuerpo.


¿De dónde eres?
Del Distrito Federal

¿A qué te dedicabas antes de venir aquí?
Pues como te dije, era funcionaria pública, banquera, asesora empresarial.

¿Hace cuántos años estas aquí?
Diez


¿Y cuando tú llegaste aquí ya sabías que eras curandera?

No. Bueno, ni me imaginaba que yo iba a vivir aquí. Yo compré este lugar para venir aquí los fines de semana y tirarme al sol a descansar. O sea, mi casita de campo y según yo a descansar. Imagínate, creo que es donde más he trabajado en toda mi vida. Y bueno, irle dando forma a un sueño.

¿Cuándo empezaste a soñarlo?
Pues estando aquí. Era como ponerme en contacto con el lugar y ver qué me pedía cada espacio, para que fuera como un lugar en donde esta sabiduría ancestral pudiera ser una conexión con el mundo occidental. Como que la gente cree que esto ya se perdió, que ya se murieron los antepasados, que ya no existen. Entonces yo quería un lugar en donde vieran que hay otras formas de sanar.
Mi papá es médico militar y él tenía un hospital y desde niña yo decía no. Mi papá me decía tómate una medicina y yo decía no, yo me curo sola y yo me curo sola, y mi papá obviamente me decía, estás loca, qué te vas a curar sola. Pero yo sabía que es horrible, que eso no podía ser la forma de sanar. De alguna manera empezaba ver desde el norte hasta el sur de América esta medicina milenaria, de este trabajar para que entres en unidad contigo mismo, con la naturaleza. Ese es el eje, ese es el principio. Entonces ¿qué había que hacer? pues encontrar un lugar que permitiera que la naturaleza sea la que cure. A mí lo único que me toca hacer es que ustedes se alineen con las energías del sol, de la tierra del agua, del aire, del fuego, del éter.

¿Y eso cómo lo aprendiste, si andabas en otro asunto? ¿Cómo lo descubriste? ¿Cómo te llega?
Es como compartir con abuelos -abuelas y abuelos en familia- esas formas que tienen ellos de sanar. A veces ellos venían, a veces yo he ido a visitarlos a sus lugares, a los más recónditos, que ni te imaginas, en las sierras, bueno, lugares muy, muy lejanos. Creo que realmente esos abuelos en la vida no andan por las calles. Hay veces que llegas a esos lugares para conocerlos, para verlos y poder obtener la bendición, los permisos para poderlo hacer. Porque no es nada más porque se me ocurrió, se me antojó y ya empiezas a curar, sino realmente es este poder abrir el corazón para ser uno con los elementos porque ellos son los que lo curan a uno.

¿Tuviste una iniciación en esto?
Pues, vamos a decir, si así lo quieres llamar que sí hay alguna iniciación.

Para los indios del norte, por ejemplo, hay una búsqueda de visión que ellos le llaman visión Quest. Son 13 días de estar en ayuno allí en la montaña, para aprender estar con uno mismo. Yo creo que ese es el sentido más importante, uno piensa que va ver allí muchas cosas, la visión, pero es la visión de uno mismo. ¿Dónde está uno? ¿Hacia dónde va? ¿Qué pasa con uno? Entonces es como irse metiendo a vernos por dentro y por fuera y poder tomar un lugar en el mundo, el que realmente a uno le corresponde, porque yo creo que tarde o temprano uno vuelve a lo esencial, a lo que es uno. Yo digo, bueno ya estudié, ya hice maestrías, ya viajé, ya hice muchas cosas que en su momento también me dieron mucha satisfacción, definitivamente, pero que hoy por hoy no cambiaría esta vida por ninguna.

¿Y viene mucha gente por acá?
Bendito sea Dios, sí viene bastante gente.

¿Cómo se entera la gente?
Pues de boca a oído, la verdad por recomendación, porque las gentes ya se curaron. Por el Internet también, en el Internet está la página para que puedan visitar y ver las fotos, yo les digo para que se animen a la experiencia vivencial. Pero mucha gente dice: “que bueno que yo no supe a lo que venía, porque si hubiera sabido no vengo”. Porque aquí uno viene a romper límites, desde meterse aquí al canal, hoy que no se ve nada por que el agua se ve rebotada, porque hubo un aguacero pavoroso en la mañana, bueno pues no puedes ver el fondo. Y así como ésa hay muchas otras sanaciones que te implican traspasar tus límites. Cuando tú rompes un límite la mente se desestructura y es cuando puede haber cambios. Si tú te fijas, desde las palapas, las camas de otate y todo lo que hay aquí es súper rustico, mi intención no es repetir la zona de confort que tienen la gente en la vida cotidiana sino que realmente venga a confrontarse, si no es por el aire, es por el agua, o por la tierra o por donde sea, pero algo aquí se cae. No te vas así como si nada. Algo se mueve.

Y ¿has tenido experiencias con personas en las que tú hayas visto cambios radicales y que tú sientas que esa persona tenía que venir aquí a tener esa experiencia?
Fíjate que es algo muy curioso. Me dicen que debería sacarles fotos antes y después que se van. Y es increíble porque … dices ¿un fin de semana? Pero es un fin de semana de trabajo muy intenso. Desde que amanece hasta que anochece estamos trabajando, trabajando y realmente los testimonios que las personas dan son fuertes, no solamente de cuando están aquí sino ya cuando todas las energías se asientan. Dicen, bueno logré encontrar mi centro, mi equilibrio, pero cuando yo salga ¿qué va a pasar? y para sorpresa de ellos las cosas se acomodan. Si tú te alineas con la energía de vida de la madre tierra y con la luz que está dispuesta desde lo alto, todo se ordena. Lo que pasa es que andamos como locos y estamos todos desconectados y fuera de nuestro centro. Pero una vez que tú logras restablecer esa conexión, entonces las cosas se van a ordenar. Porque tú te alineas lo demás se alinea.

¿Sientes que encontraste tu misión en la vida?
Si

¿Piensas que todos tenemos una misión en la vida, o no necesariamente?
Lo que pasa es que cuando hablamos de misión en la vida nos imaginamos que tiene que ver con el hacer de la persona, cuando en realidad es el ser. Yo creo que todos somos espíritus que venimos a evolucionar, que encarnamos para tener esta experiencia humana, pero que el fin último pues es regresar a esa unidad con nosotros mismos, con la naturaleza y para eso está el Tlaltonatiuhyo. Ese es el espacio, eso es lo que nos mueve. Y ¿qué retomamos? Pues todas estas enseñanzas y sabidurías, formas de vida de los antiguos. Digo de los antiguos mexicanos, pero en realidad es toda América desde el norte hasta el sur. Y bueno, aquí tú viste ese letrerito que dice “en Tlaltonatiuhyo intentamos honrar a nuestros ancestros” ¿A través de qué? De no generar basura, algo tan elemental. ¿Cómo voy a vivir en armonía con lo que me rodea? Pues no generando basura, cuidando y respetando el agua. Haciendo tequio, aquí hay mucha gente viene y paga con trabajo por ejemplo.

¿Qué es tequio?

Quiere decir faena colectiva. Tú puedes venir y trabajar. Hay gente que quiere venir a aprender la construcción natural, entonces vienen y trabaja a cambio de alojamiento, de comida y de aprender, entonces es una ayuda mutua. Eso quiere decir “Tlapalehui” que es el nombre del lugar donde estamos, digamos la colonia. Eso quiere decir, ayuda mutua. Entonces el tequio y también el trueque. La gente muchas veces necesita el dinero para poder ser curada y yo necesito el dinero para comprar lo que ellos venden, entonces hacemos trueque, eso es otra manera también de hacernos llegar lo que necesitamos y que entre todos podamos ver la forma de que se cubran nuestras necesidades.

¿Podríamos hablar un poco sobre el temascal, de la importancia que tiene? ¿Crees que debería de haber un temascal en cada comunidad?
Fíjate que antes, todos en nuestras casas teníamos temascal, nacíamos en el temascal. Al tiempo que las abuelas nos presentaban a los rumbos, a los espíritus de los elementos, los abuelos miraban el cielo y sabían a qué veníamos. Y de hecho esa información la puedes obtener a través de la gente que lee el tonalamatl, yo no lo hago pero hay gente que se dedica a eso. El tonalamatl es el mal llamado calendario azteca, porque de acuerdo a tu fecha y hora de nacimiento podemos saber cómo estaban los astros y qué es a lo que venías. Entonces se te educaba de acuerdo a lo que venías, no como ahora que te dicen váyase allí a una escuela que le den cosas, no digo cosas que no sirvan, pero fundamentalmente enfocadas al hemisferio racional, no al creativo. El punto es que en cada casa tenían su temascal, no tan sólo en la comunidad, y cuando tenías problemas con la comunidad al temascal. ¿Para qué? para que la gente pudiera hablar desde el corazón, hacer a un lado la necesidad de tener la razón, imagínate que maravilla. Matrimonios, bueno, a mí no sabes lo que me encanta que la gente llegue y digan: “Queremos fumar la pipa de la paz”. Familias, o parejas, vienen a fumar la pipa de la paz. Al menos saben que hay instrumentos, formas de poder llegar a acuerdos y el temascal era así en la comunidad, lo básico. ¿Por qué? porque te vas a confrontar y vas a ver tu ego, tu soberbia, tu necesidad de tener la razón, tu importancia personal, tu lo que sea, para que entonces eso se componga y pueda llegar un acuerdo en bien de la comunidad. Y al final, bueno tú lo viviste ahora, y se sana todos los cuerpos.

¿Hay algún proceso que se deba seguir para tener un temazcal o a cualquiera que se le ocurra lo puede poner?
Bueno, creo que eso sería una falta de respeto. Anteriormente pasaban diez años como hombres fuego cuidándolo, diez años recibiendo las piedras, diez años poniendo la medicina, diez años trabajando con los chicahuates, con las astas de venado para colocar las piedras y 10 años más para que te dieran el permiso de poner el agua. ¿Tú te imaginas cuántos años implicaba ser un temazcalero, un corredor de temazcal? Ahora claro, nos la abrevian. Pero aún así, aunque puedas estar corriendo temazcal durante muchos años, que tú tengas la bendición de un abuelo para decir de veras “eres corredor de temazcal” pasa mucho tiempo. Y ahora por dinero hasta en los hoteles ¿no? y los hacen de madera y muy elegantes, pero no tiene nada que ver con el verdadero ritual del temazcal. Tienes que saber qué hacer con la gente que puede estar allí en crisis. Hay momentos fuertes en el temazcal y bueno se necesita saber qué hacer con la gente. Hay algunos a los que les gusta evadirse y se desmayan.

¿Quién autoriza, o quién da los permisos?
Bueno, los abuelos que ya son corredores de temazcal y que ven tu trabajo, como todo, para que seas corredor de temazcal se va ganando con trabajo y los ancianos saben a quién le dan los permisos y a quién no.

¿Qué significa ser un corredor de temazcal, el corredor pasa por todas las funciones?
Es quien deposita el agua, quien pone el rezo, quien lo lleva. Aquí Rafael Antonio Martínez y yo somos los que estamos con la bendición para ser corredores de temazcal.

¿Y nada más ustedes?
Si

¿Y los que manejan el fuego se especializan en eso?
Sí, se les va dando la instrucción, se les va dando el permiso. El permiso son cargos que vas teniendo para poderlo hacer, como Ana que pone la medicina, es poquito a poquito ir ganándose el cargo.

¿ Podríamos decir que Ana está en entrenamiento?
Si, para poder poner la medicina y los cantos, es fundamental que aprendas los cantos. Y sobre todo, más que nada -son cuatro puertas, siempre se trabaja con los cuerpo- pero más que nada yo diría que lo que más importa en que tengas esa conexión para fluir, porque es sentir las energías de la gente y qué es lo que hay que decir, qué es lo que hay que hacer, nunca hay un temazcal igual, o sea, nunca de los nunca.

¿Porque tú lo estás creando?
Claro, porque es conectarte con lo que la gente está pidiendo, con lo que la gente está necesitando, con lo que le preocupa en ese momento, y hay un diseño global general, vamos a decir, de los elementos, de las puertas, pero en realidad es dejarse fluir para la meditación. ¿No sé tú cómo te sentiste?
Yo me sentí muy bien.

¿Existe algún otro ritual interesante?
Sí, hay otro ritual que es igual de poderoso que el temazcal, es la poza de barro. Es una poza en donde uno se hace uno con la madre tierra. Desde la cabeza hasta los pies te recubres toda de lodo. Y lo que hace el lodo es sacar el exceso de fuego. Todo lo que es inflamación, todo lo que es dolor, el fuego lo extrae. He visto maravillas, de veras bendiciones, varices que ya no son operables y que se salen. He visto milagros de verdad.


Poza de barro en el Tlaltonatiuhyo



¿Tú provienes de alguna familia religiosa, tradicional, indígena o algo así? Lo que yo quiero entender es cómo tú estás puesta aquí.



Por mis venas corre sangre purépecha. Mi familia es de Guanajuato, de Pueblo Nuevo, Guanajuato, de allá es la parte materna. Y también por la paterna todos son de Celaya, Guanajuato. De tal manera que sí, por mi sangre corre sangre indígena. Por la de todos nosotros, el problema es que no nos acordamos. ¿Dime qué sangre corre por tus venas? Obviamente española, pero de la indígena ¿cuál? No sabemos. Por la mía es la purépecha y la chichimeca, entonces esa es la parte con la que me contacto. Pero todas las tenemos, dime ¿quién no? tenemos lo indígena, que no sepamos cuál es otro dilema. Todos deberíamos saber cuál es la sangre que corre por nuestras venas.

¿ Y tú cómo te proyectas en este camino digamos a cinco años?
Espero ya haber consolidado el Tlatonatiuhyo que es esta casa de medicina ancestral, y ya estar trabajando en el proyecto de hacer un museo comunitario viviente, ese es mi gran sueño. Que así como cuando vas a los centros ceremoniales y dices, allí hay un temazcal, vengas aquí y lo vivas. O como aquí el canto y la danza alrededor del fuego, las envolturas de yerba, los masajes que todos son tradicionales. Hay médicos tradicionales de la región que vienen a atender aquí a la gente, hacemos exfoliaciones, hacemos envolturas de yerbas medicinales, sanaciones, limpias, curaciones, bueno, es una gran gama de servicios que ofrecemos. Pero todo eso tiene que ver con la medicina, y la idea del museo es que hubiese también áreas para que tú pudieras también venir a aprender, a hacer cestería, tallado de madera, labrado de piedra, artesanías, las que fuesen y que hubiera por ejemplo una área de cultura, el canto, la danza, la música, la poesía, las lenguas, el teatro. Otra del deporte, desde el palo encebado hasta el juego de pelota, tarasca, hay tanto deporte. De tal manera que tú pudieras venir y dijeras “voy en la mañana al temazcal, en la tarde voy a aprender hacer unas ollas de barro, y en la noche voy a ver una obra de teatro, a ver quién era Quetzalcoatl”. Qué lindo. Sería maravilloso, ¿no? Lo que te digo, el poder estar escuchando cuentos, leyendas, poesía en lenguas indígenas alrededor del fuego, es recuperar la esencia de las prácticas indoamericanas para recrear las formas, por que no se trata de regresar atrás como estábamos, no. Se trata de recuperar la esencia y de recrear las formas, ese es el gran reto. Y sueño con un museo comunitario viviente que dé a este pueblo no solamente los recursos económicos sino la experiencia de poder ser -yo les digo- “indígenas ricos”. Que podamos constituir células que sean autosustentables, poder ser productivos, rentables y con mucha dignidad de ser indígenas.


Dijiste que estabas muy contenta de estar aquí con un proyecto autosustentable. ¿Podrías hablar un poco más sobre esto?
Claro, bueno, la sandía que comimos hoy pues nació de aquí, también tenemos. El hecho de poder sembrar lo que normalmente tiramos como basura, porque estas semillas, estás de acuerdo normalmente van a dar a la basura. El hecho de poderlas sembrar, y poder ver cómo crecen y después cortarlas y comerlas es una bendición, la verdad. Obviamente no sembramos todo lo que comemos, hay algunas cosas que hacemos y otras que todavía las compramos. Pero no solamente es en la alimentación, sino también por ejemplo en la construcción, si tú te fijas todo está hecho con los materiales de la región, que es el acahual, el bambú, el otate, el carrizo, se arrepellan con lodo, con baba de nopal. Hay muchas técnicas para poderlo hacer, techos de palma, o sea todo, todo lo podemos hacerlo nosotros. Entonces, creo que así deberíamos de aprender a ser autosuficientes, cazar, traer el agua, sembrar, construir nuestra casa, nuestra ropa. ¿Qué más, qué más?

¿Y en este sueño entra la tecnología?


Sí. Claro, por ejemplo, todo lo que es la energía solar, los biodigestores, el riego por goteo, por supuesto hay una tecnología que empleamos. Por eso te digo, no se trata de irnos atrás, aquí tenemos todo lo que es la electricidad y el cableado del teléfono para el Internet. La gente me dice ¿tienes internet? claro que tengo Internet por supuesto cómo me conecto con el mundo externo. No estamos negando la tecnología sino el uso que le damos. Y si tenemos baños secos por supuesto, por que no queremos seguir jalando una palanquita y no saber a dónde va a dar todo eso, pero están los bio-digestores en lugar de las fosas sépticas, y está la energía solar en vez de la energía. Ese es mi sueño el más inmediato ya no quiero seguir pagando luz
, que pueda ser el sol el que nos rodee de energía.

¿Qué son los bio-digestores?
Los bio-digestores van a transformar todo lo que sale de los baños, se transforma para que ya no vaya a contaminar más agua.

¿Y en qué se transforma?
Pues, no sé exactamente de la tecnología del bio-digestor, solamente sé que es una manera limpia de tratar los desechos de los baños para que no vayan a contaminar a ningún lado. La técnica precisa no sé como le hagan, estoy en este paso de la energía solar y de los biodigestores y también los calentadores solares.

¿Si tuvieras la oportunidad de promover este tipo de vida o de comunidades en un foro qué es lo que compartirías?


Yo diría que perdamos el miedo de regresar a lo esencial, que la paz, la armonía con nosotros mismos, con lo que nos rodea, con la naturaleza, hace realmente una vida totalmente diferente, sin estrés. Yo no digo que sea sencillo estar levantándonos antes de que salga el sol para trabajar y sembrar la tierra. Siempre decimos“madrecita tierra” “madrecita tierra” pero a la hora que toca trabajarla es duro, pero la satisfacción, la energía que tú pones es la que ella te devuelve, es una bendición. Realmente es vivir en armonía.


¿Y dentro de este proyecto dónde queda la industria?
Pues mira a mí siempre me dicen ¿qué hay en tu pueblo?. Yo siempre les digo que mi pueblo vale por lo que no tiene, no hay policías, no hay mercados, no hay semáforos, no hay bancos, no hay cines, no hay nada, o sea qué es lo que realmente necesitamos ¿cómo qué? dime ¿qué se te ocurre?


Estoy hablando de la industria de producción de artículos como carros, lavadoras, eso ¿dónde queda en este mundo o está de más?
No, yo tengo lavadora, todo lo que nos pueda ahorrar y facilitar. No estamos en contra en la tecnología ni de la industria, simplemente que si vuelves a lo esencial hay muchas cosas que no son necesarias y que colectivamente se pueden resolver. Todas esas industrias crecieron mucho por el individualismo, cada quien tiene que resolver lo suyo y entonces te tienes que agenciar de todo. Pero cuando lo haces de manera colectiva y te vuelves hacia lo esencial te das cuenta que hay muchísimas cosas que no se necesitan.


¿Cómo quisieras promover este espacio?
Pues yo diría que se atrevan. La gente normalmente cuando viene termina agradeciéndose la oportunidad que se da a sí misma, de probar algo diferente. Simplemente es diferente, estamos tan alejados de la naturaleza que venir a contactarla y también a nuestras raíces, nuestros orígenes. Te da la oportunidad de una experiencia diferente que transforma, que confronta, que te permite ir mas allá de los límites que nos hemos impuesto a nosotros mismos o por la cultura. Aquí muchas cosas se acomodan, hay una sensación de libertad de bienestar y procuramos apapacharnos.


Realmente si nos preocupamos porque la comida sea deliciosa, para que más allá de las experiencias que vivas, digas: ¡qué bien me siento! ¡qué rico! ¡me hacía falta!. Este lugar es apapachador, es relajante, es hacer un alto y permitirte entrar en contacto con la naturaleza, es diferente y en fin, este lugar es muy mágico.



Para concluir, me gustaría saber ¿cómo son los festejos de cumpleaños en este lugar?
Pues mira, los cumpleaños dan la oportunidad de hacer todo un trabajo para cerrar tu ciclo. Entonces hay un trabajo donde vas a enterrar lo que ya no quieras y el temazcal es obligadísimo. Ese es diferente al que ahora tú viste, porque es justamente para cierre y apertura de ciclos. Dependiendo también de cuántos años cumplas porque en la tradición cada 13 años son muy importantes para los 52 que abres la puerta a la maternidad universal y a la sabiduría. Si ya los pasamos pues todavía más bendiciones, porque -decía mi madrina, la abuela Margarita- que los ancianos son oro molido. Entonces nos estamos preparando para ser oro molido y tener la apertura para compartir todas nuestras experiencias de vida. Por supuesto compartimos la pipa sagrada. Es una forma de poner el rezo, se dice que lo que uno reza con una pipa se realiza, se cumple. Tenemos aquel arbolito de la entrada, ya les hemos empezado a pedir que nos pongan listoncitos de toda la gente cuando recoge su rezo, es decir cuando se cumple aquello que piden. Si vienes con tus amistades se te hace tu canto y la gente que te conoce te dice como eres, para que en momentos de dificultad en tu vida, recuerdes este canto y te puedas levantar. Esa es la ceremonia de cumpleaños que se hace, entonces si vas a estar por aquí no te lo pierdas.

Bueno, muchas gracias. Eva Cecilia te agradezco mucho esta entrevista .

Al contario, muy agradecida yo de que hayas venido a este lugar con tus micrófonos.





Camino en Tlapalehui rumbo al Tlaltonatiuhyo, casa de medicina ancestral



Si desea más información visite los siguientes sitios.
www.tlaltonatiuhyo.com

http://www.casaluna.org/ver_perfil.php?id=188

E-mail: eva@tlaltonatiuhyo.com



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miércoles, 6 de octubre de 2010

LA INFLUENCIA DEL AMOR EN MARIA DEL CARMEN YOLANDA GUIJOSA CASTILLO

Yolanda del Carmen Guijosa Castillo, es una mujer fuera de serie cuyo fundamento vital es el amor en todas sus manifestaciones. Divide su tiempo entre el trabajo profesional como psicóloga infantil especializada en violencia doméstica y la asesoría en bienes raíces. Mujer sensible y solidaria que posee una gran empatía con el ser humano y sus circunstancias, además de un gran sentido del humor con el que contagia a las personas que la rodean y el cual le ayuda a sobrevivir los momentos difíciles. Les invito a conocerla.

Foto Magdalena Guerrero

Nací en Tecolutla, Veracruz. En ese lugar viví mi infancia la cual se caracterizó por ir y venir permanentemente del Distrito Federal a Veracruz durante muchos años, prácticamente hasta la adolescencia. Este lugar marcó mi vida porque disfruté del mar, del clima, de la comida con la familia de una manera muy cálida, muy amorosa. Y ahí comprendí que una de las cosas más importantes es el amor, que es algo que te permite tener un inicio con valores para comprender a la humanidad.


¿Tú sientes amor por tu prójimo?
Sí, como no. Yo siento amor por el prójimo porque mucho de ese prójimo siente amor por mí. Yo siempre he creído en la ida y vuelta, que lo que va viene y lo que se da se recibe, hay un eco.


¿Eres una persona que se ha sentido amada?
Sí, muy deseada, muy amada.

Foto Magdalena Guerrero

¿Quiénes te han amado?
Mi madre, mi padre también mostraba un gran amor. Algunas parejas con las que he compartido parte de mi vida me han tenido mucho cariño, yo también. Y amigas, pocas, no muchas, amigos también, muy pocos, no muchos, me han querido. Algunas personas dicen que para que haya amor debe haber odio. Yo creo que hemos tenido momentos de coraje, de tomar decisiones, de odios recalcitrantes, pero que se ha podido negociar, dialogar y al final se viene rescatando el amor. He aprendido también el amor hacia mí misma. No lo practicaba mucho, pero lo he aprendido.


¿Y cómo te amas a ti misma?
Cuidándome, me descuidaba mucho, no me atendía, como que no tenía claro que también me debo de consentir, no nada más a mi prójimo, sino a mí también.


¿Hasta qué edad viviste en Veracruz?
Hasta los nueve años. Yo radicaba en el Distrito Federal, allí estaba nuestra vivienda fija e íbamos a pasar temporadas largas a Veracruz. Mi papá tenía un negocio turístico y nosotros siempre estuvimos acompañándolo en esa empresa. Después de los nueve años viví en el Distrito Federal. Bueno, en varias partes. Fuimos un poco gitanos. De repente de las Lomas brincamos a una colonia realmente populosa en comparación a donde estábamos viviendo cuando yo era chica. Pero fue por las circunstancias.


¿Hay algún evento en tu vida que te haya marcado para ser la mujer que eres ahora?
Sí, como no, de repente me marca la orfandad desde muy pequeña. Mi mamá enviuda y nosotros de pronto tenemos que pasar por una serie de penurias, pero con una madre fuerte, líder, y que de pronto decidió que no se podía dejar caer esta familia. Y ella me da la pauta para tener la fuerza que tengo ahora. Me maternó en ese sentido, para saber luchar ante las adversidades. Las pérdidas me enseñan que no puedo estar perdiendo siempre, que tengo que aprender a ganar. Ganar espacios, ganarme el cariño, ganarme la vida, y también el respeto. Muchas cosas que de repente se pierden cuando la estructura familiar tiembla al tener una pérdida tan importante como es el padre o la madre.


Actualmente ¿a qué te dedicas?

Foto Magdalena Guerrero

Actualmente estoy trabajando en un espacio para mujeres que viven violencia familiar. Esta incursión en mi vida tiene tres años. Nunca la pensé, nunca la planeé realmente, fue sorpresiva. Es algo que me ha dejado una huella importante en la mente y en el corazón porque puedo poner mi grano de arena. Puedo ayudar en lo que es mi actividad profesional a muchas mujeres que están padeciendo violencia y que no tienen las herramientas ni el conocimiento de qué hacer, o cómo solucionar esto que está pasando en su vida. Muchas veces creen que es un destino, una violencia que sufrió su madre y que ellas también la deben volver a sufrir. Pero a su vez ellas están marcando cada generación a sus hijos con esta situación. Yo trabajo en un espacio donde hay un modelo de atención que permite que ellas experimenten apoyo en diferentes áreas, con profesionales que se dedican tres meses a ellas en el aspecto legal, médico, psicológico y psiquiátrico. Este modelo les da una estructura, las concientiza de una serie de cosas a las que nunca pensaron ellas que pudieran tener acceso.


¿Te gusta lo que haces?
Sí, sí me gusta, sobre todo porque específicamente trabajo con niños. Dentro de este espacio estoy en el área de la psicología infantil, la cual me da mucha vida, mucha creatividad. Los niños, al ser sobrevivientes de esta violencia, ya traen herramientas para poderla soportar. Pero de repente uno les puede enseñar a defenderse de muchas cosas que ellos no saben que pueden hacerlo. Traen una indefensión aprendida, al no saber la madre defenderse, ellos hacen lo que ven. Yo trabajo con ellos y comparto un espacio importante de pensamientos y sentimientos.


¿Podrías platicarnos algo sobre cómo es trabajar con niños?
Bueno, pues los niños llegan a este espacio con lo que las madres les platican. Ellas muchas veces les dicen que van a estar algún tiempo aquí porque tuvieron un problema con el papá y no pueden estar en la casa.


¿Es un internado?
No, es un albergue. Un lugar donde tienen una estancia de máximo tres meses y mínimo pues lo que ellas consideren pertinente, si quieren estar allí. Los niños llegan muchas veces lastimados. La mayoría de ellos muy tristes, a pesar de que el papá es muy violento muchos de ellos lo extrañan porque están en esa ambivalencia del amor odio. A pesar de que no les agrada que le peguen a su mamá, saben que es su papá. Sin embargo, mucha de la labor que hacemos nosotros es ayudar a que identifiquen qué fue lo que pasó, a que sepan que no tienen por qué estar viviendo violencia, a darles herramientas para que ellos puedan enfrentar esa situación tan difícil que están viviendo. ¿Cómo? Aprendiendo a defenderse, aprendiendo a preguntar y a pedir explicaciones de por qué está pasando esto en su casa.
Los niños llegan a ese espacio a compartir juegos y dinámicas para des-estresarse un poco, estar más relajados ellos o su mundo que en ese momento es tenso. En el área de psicología infantil les ayudamos a expresar lo que sienten y lo que piensan al no estar cerca de su papá. Abordamos también cómo viven el estar en el albergue con otras mamás y con otros niños que vivieron las mismas experiencias.
Bueno, realmente a mí me agrada mi trabajo porque los niños me permiten tener una experiencia humana, profesional, ética, recibo mucho amor y también puedo dar amor y respeto, que de eso están necesitados muchos de ellos.

¿Los niños cuando se van del albergue se van contentos o sufren? ¿cómo se van?
Cuando se van del albergue ya llevan una conciencia de que ese espacio fue únicamente temporal, que es un espacio en el cual ellos tienen que buscar otro proyecto de vida. Platicamos con la mamá y con ellos sobre su proyecto a la hora de ingresar, algunos se van, algunos no se quieren ir porque les gusta. Muchos aprenden a ser niños, ahí pueden jugar sin violencia, sin ser agresivos, es que el papá no les permite tener un tiempo de juego ni un poco de convivencia infantil y allí la tienen. Entonces les gusta aprender nuevamente a encontrarse, a saber más de su niñez y quisieran quizás permanecer más tiempo allí. Sin embargo se les explica, se les ayuda a comprender que es una etapa más. Se les lleva un seguimiento para que en caso de que requieran otro tipo de ayuda, los podamos canalizar y no se sientan abandonados nuevamente.


Y las mujeres, cuando salen del albergue, ¿cómo salen en comparación a cómo entran? ¿Qué proceso se da allí?
Ellas salen con un aprendizaje significativo en cuanto que conocen un modelo de atención que les va a permitir saber que tienen apoyo legal, revisiones médicas y un trabajo social que tiene que ver mucho con su proyecto de vida. Si son mujeres que tienen una red de apoyo familiar bueno pues les va mucho mejor, porque el modelo con el que nosotros trabajamos combinando con esa red de apoyo les permite tener una calidad de vida diferente. Si no tienen una red de apoyo familiar o social les cuesta mucho más trabajo y bueno, yo quisiera que no, pero muchas de ellas, a veces por la dificultad o por no encontrar una solución a su problema económico y a veces hasta también problema emocional, regresan con el generador de violencia. No sabría decir en qué porcentaje pero muy pocas de ellas son las que no regresan con él.

 Foto Magdalena Guerrero


¿Y algunas de estas mujeres después de que salen del albergue regresan?
Si. Algunas de ellas vuelven nuevamente al albergue, sobre todo las que creen que no va a volver a darse la violencia familiar. Nosotras somos enfáticas al decirles que si su pareja no recibe ayuda profesional no va a cambiar la relación. Entonces ellas muchas veces lo dudan y regresan con ellos sin hacer caso a nuestra recomendación, y bueno, lo tienen que confirmar de una manera triste y difícil al ser nuevamente violentadas por el trato que ellos les dan, con golpes, con insultos. Entonces buscan otra vez el apoyo del albergue y se les da. Hemos tenido dos casos de mamás usuarias que regresan y vuelven nuevamente a pasar por el proceso, quizás ya no los tres meses, pero sí están un buen tiempo y afortunadamente ya no regresaron con su pareja.

Todas estas personas que pasan por el albergue y tienen relación contigo, esos niños con los que trabajas ¿cómo te impactan personalmente? ¿qué pasa dentro de ti después que ellos se van?
Mueve muchas cosas, en mi papel de mujer me siento satisfecha en cuanto que estoy haciendo una labor profesional lo más ética, responsable y comprometida posible. En el aspecto social me siento atada de manos porque muchas veces quisiera darles la ayuda que requieren para poder tener un mejor proyecto de vida. Como psicóloga me siento satisfecha y muy contenta porque me quedo con una sonrisa, con un abrazo, con un beso de un niño, con una carta que dice: “Yola te amo, te quiero mucho, gracias por todo”. Los niños tienen herramientas para poder sobrevivir en esos espacios de violencia, cuando ellos llegan allí nos demuestran que las tienen, pero sin embargo, el complemento de un buen trabajo en psicología infantil es que los niños tengan muchas más posibilidades de poder salir adelante, de saber defenderse, de conocer sus derechos, de saber expresar qué quieren y tratar de buscar lo que en un momento dado quizás a sus madres no les tocó ver: no volver a estar en un espacio de violencia.


¿Para ti qué significa que en las ciudades haya albergues para mujeres?
Desde el punto de vista de las políticas públicas es algo muy importante porque implica que las mujeres tengan derecho a protección ante una pareja violenta. La mujer tiene la necesidad de acudir a un espacio donde la puedan apoyar y proteger en un caso así. Muchas veces la familia no puede o no quiere dar esa ayuda. Al haber albergues tienen esa oportunidad que se requiere incluso para salvar una vida.


¿Tú crees que en algún momento se pueda erradicar la violencia contra la mujer?
Se podría siempre y cuando hubiese una cultura de respeto y la educación permitiera enseñarle al hombre a no ser violento o agresivo con las mujeres. Si hubiese además políticas que impidieran esta violencia y espacios de protección tanto legal, como física, que es el caso de los albergues para mujeres.


¿A qué se atribuye que anteriormente no se hablara de esta violencia intrafamiliar y que de algunos años a la fecha sea un tema presente en congresos, en mesas de negociación política y en los medios de comunicación?
Creo que hablando desde el punto de vista de la población, puesto que las mujeres somos más del 50% que los hombres, ya no se puede ocultar ni callar este hecho ni en su dimensión política ni en su dimensión social. Esta difusión se debe más que todo a la lucha de algunas mujeres valientes que han decidido sacar a luz pública lo que está pasando. Ellas han logrado que se dé a conocer de una manera objetiva y documentada esta situación de violencia que viven muchas mujeres no solo en nuestro país sino en el mundo entero. Mujeres trabajando para otras mujeres ha sido un factor fundamental.


¿Cómo se puede trabajar a favor de las mujeres?
Ayudándolas, informándoles de sus derechos, quizás haciendo redes a favor de las mujeres en diferentes tribunas o en diferentes espacios. Mujeres profesionistas asesorando a mujeres de escasos recursos que necesitan lo mismo información que desarrollar habilidades o adquirir conocimientos. Ahora que están de moda las redes en donde se pueden encontrar tantas cosas, apoyo, ayuda, amistad, solidaridad, quizás tener una red de mujeres no sólo es una opción sino una necesidad.


Hablando de la violencia familiar o contra la mujer ¿cuáles serían los temas o las áreas en las que necesitaríamos educarnos o educar a las nuevas generaciones?
Necesitaríamos crear una cultura de género con la cual entendiéramos que el modelo de machismo que está actualmente en nuestro país genera muchos problemas para nosotras las mujeres, porque es un modelo en el que el hombre tiene el poder y el macho los privilegios. Ya se ha empezado a cambiar este tipo de política pero aún falta mucho por hacer. Realmente todavía existe mucha discriminación y violencia hacia la mujer, hay una gran inseguridad y riesgo para las mujeres en cuanto al abuso sexual por este modelo de masculinidad.


¿Es difícil ser mujer en una sociedad como la actual? ¿Por qué?
Sí. Realmente es muy difícil ser mujer. No se nos facilita hacer las cosas, en el aspecto laboral es muy problemático, ya sea por la edad, por la falta de estudios o porque los puestos son menos privilegiados para las mujeres que para los hombres y mejor pagados para ellos. Las mujeres no podemos vestirnos libremente de manera como queramos. Somos atacadas. Si alguien nos está violentando sexualmente, siempre se nos juzga por que íbamos vestidas inadecuadamente o por tratar de provocar al sexo masculino. En la familia no siempre obtenemos el mismo trato porque obviamente se le da la preferencia al hijo varón. Las cosas no son fáciles para nosotras, en la pareja cuando el hombre ya tiene el control de la relación la mujer no es libre. Entonces no hay equidad en la forma de vida para hombres y mujeres, nosotras tenemos más dificultades en la sociedad.


¿Crees que ya estamos sensibilizadas para ayudar a otras mujeres? Ya ves que se habla de una gran competencia entre mujeres.
Yo creo que aún no estamos sensibilizadas para funcionar como mujeres ayudando a otras mujeres, al contrario, desde mi trabajo y mi tribuna he detectado a veces lo que podría ser mujeres trabajando en contra de mujeres, pero esto es cultural. Socialmente no veo yo mucha sensibilización, ni mucha sensibilidad. Hay casos fuera de lo común y realmente es algo muy grato ver eso, aunque también raro. Quizás de 10 mujeres, 9 no están trabajando a favor de otras mujeres. Sólo una, lo cual requeriría hacer un trabajo muy de fondo y de forma para poder sensibilizar a las mujeres a que ayuden a otras.


Y en tu trabajo como psicóloga ¿cuál es la mayor satisfacción que has tenido?
La mayor satisfacción que he tenido es poder a ayudar a los niños a que sean ellos, a que logren su libertad de pensamiento y de sentimiento. Me da mucho gusto cuando un niño me dice: “Yola estoy feliz”. Eso me llena lo que resta de mi día. Realmente es algo que me ha hecho muy feliz.


¿Solamente te dedicas a la psicología?


Foto Magdalena Guerrero

No, he descubierto que me gusta también la asesoría inmobiliaria, aunque tengo relativamente poco tiempo en ello, pero me está gustado mucho, me interesa, y ya es una meta a alcanzar.


¿Y cómo puedes combinar tus actividades relacionadas con la inmobiliaria y la psicología?
Pues me doy mis tiempos realmente. En los fines de semana trabajo lo que es el área de la psicología infantil y entre semana estoy colaborando con lo que es la asesoría inmobiliaria. Les veo algo en común, porque en las dos actividades se trabaja mucho lo que es el interior. Las casas tienen algo muy importante de las personas que las habitan, hablan mucho de sus gustos, de sus emociones, de sus pensamientos. Y en la psicología infantil también trabajamos lo que los niños sienten y piensan. Tienen mucho que ver las dos cosas con el adentro y el afuera.


Y en el campo de los bienes raíces ¿qué fue lo que te atrajo?

Es algo como un hobby, algo que yo necesitaba para llenar mi vida, como que fue un deseo de juventud. Siempre compraba la revista de diseño de interiores, me gustaban los libros de arquitectura aunque no tenía el deseo de ser arquitecta. Me gustaba más el interior de la construcción, los que la habitaban y los que la compraban. Y me quedó el deseo de dedicarme a lo que era ayudar a comprar y vender a quienes deseaban tener una propiedad. Como que se me quedó esa idea en el inconsciente y ahora que estoy en la edad madura es un proyecto y un sueño que no quiero dejar perder y que lo estoy realizando a la fecha.


¿Qué ocurre cuando tú logras contactar a un vendedor con un comprador? ¿Qué de lo que ocurre allí es lo que te produce satisfacción o que sientes como un logro?
Siento que es un sueño cumplido.


¿De quién?
Sobre todo del comprador, porque el que está vendiendo ya disfrutó la propiedad, ya la tuvo, ya pudo cumplir sus sueños de estar en ella. Y para quien la compra es algo que apenas se va a realizar y cuando se concreta me siento sumamente feliz porque veo la realidad de un sueño.


¿Pero por qué? ¿qué tiene que ver ese sueño del comprador contigo?
A lo mejor hay algo más, quizá estoy soñando que compro esa propiedad. A lo mejor yo estoy comprándola muy en el inconsciente.


En este trabajo de bienes raíces yo creo que la negociación es una parte importante.
Si.


¿Qué significa para ti la negociación? ¿Qué aspectos personales se involucran en una negociación? Me parece que la negociación es clave, casi el mayor reto del negocio, pero a nivel personal ¿qué implica?
Como asesora requiero mucha tolerancia a la frustración y mucha capacidad para el manejo de objeciones, sobre todo del comprador que es el que tiene todo tipo de peros al negociar el precio.


¿Ser psicóloga y ser agente de bienes raíces es lo que tú querías ser en la vida?
 Yo creo que a estas alturas del camino sí. Les veo mucho en común. Yo creo que la psicología y las ventas están presentes en todos los espacios de la vida y de muchas profesiones.


Ya para terminar, ¿qué papel juega en tu vida el humor?

Foto Magdalena Guerrero

Juega un papel muy importante porque me saca de situaciones muy complicadas, lo mismo cuando es un problema muy fuerte a nivel pareja, o cuando estoy triste, o cuando estoy llegando al fondo de una situación en la que no encuentro salida. El humor me da vida, me rescata de esos problemas, me hace reír.


¿Y de que te ríes?
A veces de mí misma o de una circunstancia cotidiana. Me río de lo absurdo. Me río de la situación. A veces la situación social es tan real y tan trágica que uno termina riéndose de algo que no se puede creer que esté pasando. Como por ejemplo: Ayer entré al metro y se inundó, entonces el medio de transporte se había vuelto un río porque bajaba como cascada por las escaleras. De donde nos íbamos a ir para protegernos teníamos que salirnos porque estaba igual que afuera. De repente, nos empezamos a reír todos porque no nos sirvieron los paraguas, las botas, ni nada, no había forma. De esas cosas me río.


Muchas gracias Yola por esta entrevista.
Gracias a ti.

Escríbale a:
Maria del Carmen Yolanda Guijosa Castillo
m.olimpo@hotmail.com



jueves, 9 de septiembre de 2010

ALEJANDRA MENDOZA ORIHUELA: CÓMO SER UNA MUJER FELIZ Y NO MORIR EN EL INTENTO

Alejandra es lo que algunos llamamos un “ángel sin alas”. Es una profesional respetada por sus colegas y maestras, una vecina reconocida y apreciada en su comunidad, en donde es guía e inspiración para varias mujeres por su deseo de superación y su calidad humana.

Alejandra en su consultorio en donde da masajes y ayuda a la gente a sentirse mejor.


Me llamo Alejandra Mendoza Orihuela, soy de Miacatlán, Morelos. Hace cuatro años me dedico a dar masajes, hacer manicure, pedicure, faciales y tratamientos capilares. Me gusta mucho lo que hago.

¿Tienes bastante clientela para los masajes?

Al principio no tenía muchos clientes. Como es un pueblo la gente no está acostumbrada, veía esto de los masajes como algo para ricos. Aunque ahora como ya se ven muchas cosas en la televisión, ya se dio cuenta, ya se pone a pensar que los masajes si les ayudan. Ahora tengo mucha gente que me recomienda y tengo varios clientes.

¿Por qué son importantes los masajes? ¿Para qué sirven, en qué le ayudan a la gente?

Para mí, el masaje es muy importante porque quita todo el cansancio del cuerpo. Ayuda en muchas cosas, yo siento que la gente se enferma menos, que previenen muchas enfermedades. Uno a veces no tiene nada, el mismo estrés provoca que andes de mal humor, que te duela esto o lo otro, muchas complicaciones que luego se generan y no sabes de dónde vienen. El masaje ayuda a que se relaje el cuerpo y que descanse del trabajo de todos los días. Los masajes pueden ser de diferentes tipos, por ejemplo el linfático te ayuda a sacar las toxinas del cuerpo y también el colesterol. Es como en el tiempo de antes, también había curación, sanación con yerbas y barro, con sábila, con miel, que también cicatrizan, desinflaman y sanan.

Y ¿cuántos tipos de masaje das?

Doy nueve tipos de masajes: el relajante, el de rosas, de cuarzo, el de piedras chinas, velo de novia, drenaje linfático, envoltura en yerbas medicinales, masaje maya, y el de piedras calientes.

¿De estos masajes cuál es el que te piden más?

Quizá por ser más económico, porque este es un pueblo y no tiene muchos recursos, piden el relajante, cuesta menos, les sirve más.

¿Cuál es el que más te gusta dar? el que crees que ayuda más a la gente, aunque no te lo pidan.

El de piedras calientes, porque yo lo he experimentado y es el que más me ha ayudado a mí. Yo antes era muy miedosa. Tenía pánico de meterme al agua. Cuando yo empecé a darme masajes, me recomendaban mucho éste de piedras porque destapa los canales de energía.

¿Este masaje de piedras calientes para que sea efectivo cuántas veces se necesita hacerlo?

Mire, este masaje me lo hice yo primero para ver cómo funcionaba y después poder recomendarlo, y sí, sí funciona. Yo me lo hice cinco veces, con eso fue suficiente.

¿Cuál otro masaje es tu preferido?

Casi todos, aunque prefiero primero el de piedras, luego el relajante, y después el de drenaje linfático.

¿Cómo fue que decidiste dedicarte a los masajes?

Yo estaba estudiando para cultora de belleza, luego me invitaron a un curso de masajes y me llamó mucho la atención, sentí el deseo de aprender de eso, pero creo que como dice la maestra: es un don. Yo ya había estudiado para secretaria ejecutiva, y corte y confección, pero me di cuenta que no era lo que me gustaba.

¿En qué momento sentiste que era lo que querías hacer, o que era un don?

Cuando empecé a hacer pedicure, de vez en cuando le daba masaje en los pies a mi mamá y decía “tienes una manos muy suavecitas hasta relajan”. Luego, cuando me invitaban al masaje yo decía que me gustaría aprender a darlos, me fue llamando mucho la atención y me fui metiendo más y más en eso. Todavía yo quisiera aprender más, pero no por ganar dinero sino para ayudar a las personas a que no visiten tanto a los médicos, porque eso de las medicinas yo siento que quizás ayuden pero perjudican más, es pura droga la que les meten y calmantes, y es mejor algo natural.

¿Cómo sustituye un masaje a una medicina?

Primero con la alimentación, llevando una buena alimentación principalmente, comiendo sano, porque eso de andar comiendo en la calle no es bueno, a veces la gente no se lava bien las manos y hay tantas bacterias, yo sé que eso también les perjudica. Llevando una buena alimentación natural y luego con los masajes, no le están metiendo nada y le ayudan mejor al cuerpo.

¿Cuando tú estás dando un masaje qué pasa en ti? Yo sé que cuando se está recibiendo pues uno está muy cómodamente allí recibiéndolo, relajándose, pero en tu mente, en tu cuerpo en tus manos ¿qué ocurre?

Uno siente a la persona. Si no está relajada se siente tensa, entonces el masaje se me hace como luego dicen, eterno, como que no avanza. En cambio cuando la persona está muy relajada haz de cuenta que no hice nada, se hace muy ligerito.

¿Dónde sientes el cansancio?

¿En mí? En las espalda y en las manos, como que empiezan a doler. Me empieza a doler la espalda y los dedos. A veces la persona está con miedo porque piensan que les va a doler, o llegan y no quieren dárselo porque piensan que es muy fuerte y que los voy a lastimar.

¿Y cuáles son los masajes fuertes?

Los masajes chinos.

¿Cómo son?

Se acuestan en el piso, se trabaja con los pies, también con las manos, pero más con los pies. No es sencillo, aunque la verdad no he dado muchos masajes chinos.

¿Cuándo estás dando el masaje tú en qué piensas?

No pienso, tengo que no pensar en nada, porque entonces yo le trasmito a la persona. Más si es hombre, si yo estoy pensando en sexo o algo así, por ejemplo, yo le transmito a esa persona que tenga ganas, que se vaya a excitar o algo así. Y si es una mujer, también puede sentir otra cosa, yo tengo que tener la mente en blanco, pensar que ando en el campo, en el mar o estar en blanco y estar concentrada en lo que estoy haciendo.

¿Tú que tocas tantos cuerpos, que sientes ante un cuerpo?

Fíjese que hay personas que me dicen ¿no te da asco estar agarrando esto? a veces hay gente sucia que no se baña. Fíjese que no. Me dicen también ¿no te da asco agarrar los pies si están con callos o con uñas feas? Fíjese que no, si viene sucias o si no se bañan, no me importa, a mí hasta los ascos se me quitaron, cuando alguien se entrega al trabajo como que no le importa, no, no siento nada. Que vengan sucios o que vengan limpios, pues no, es mi trabajo.

¿Sientes compasión por la gente?

Si, como que me entrego, yo quiero que valoren mi trabajo y que las personas se sientan bien, porque yo no lo hago sólo por ganar dinero, sino para que la gente esté mejor. Si no me gusta algo, pues mejor no lo hago ¿no? Es como cuando me metí de secretaria, a mí no me gustaba, además a cada trabajo que iba me acosaban los hombres. Eso a mí me desesperaba, me decía: ¿Por qué para tener un trabajo si tengo que estar sufriendo? Me puse a pensar que me gustaría mejor algo en lo que yo sola me mande si quiero trabajar.

¿Tuviste esa visión de tener tu propio negocio?

Sí, a la vez que tenía ganas de tenerlo me daba ánimos yo sola porque no teníamos apoyo. Yo deseaba algo mejor, algo más, pero pues no tuve apoyo de nadie, así que yo sola me lo fui dando poco a poco lo que podía. Al principio quería ser educadora, me gustan los niños, mi mamá me decía que como no tenia dinero en ese tiempo y la carrera era más corta que estudiara para secretaria, pero a mi no me gustaba lo de secretaria, como que no me llamaba mucho la atención.

¿Y hacia dónde estás proyectando tu futuro, qué quieres lograr?

Como dijo la maestra, ustedes hasta pueden llegar a sanar por medio de las manos de Dios, porque no son de uno. Me gustaría llegar a sanar, ya no sólo para que la persona se sienta relajada sino para curarla. Pedirle a Dios el don y sanar con mis manos.

¿Trabajas también con niños o solamente adultos?

Niños también

¿Y tú vas a casas?

Iba, pero ahora nada más voy cuando las personas que necesitan el masaje no pueden caminar, pero si pueden caminar les recomiendo que vengan aquí. Porque no es lo mismo, para mí es más cansado, primero porque la cama no se presta, y después, porque en las casas a veces hay una vibra tremenda y como que lo recibe uno y se siente muy mal. Yo antes no lo creía, pero esto ya lo viví.

¿Cómo fue?

Una tía que tengo vive siempre con problemas y está tensa toda la vida. Ese día se sentía bien mal y quería que le diera un masaje. Le dije, no tía, es que yo a casas no voy. Y tanto y tanto me insistió que sentí feo y fui porque ella no podía ni caminar. Le di el masaje, pero hacerlo me tiro 8 días. Me sentía bien débil, llegué a mi casa con vómito y un calenturón. Yo tenía que dar otro masaje más tarde, estaba dándolo y lo suspendí porque me empezó a bajar la presión. Me enseñaron a hacer una limpieza con limón o con perfume, pero ni así mejoraba. Yo le pedía a diosito que me quitara esto porque me sentía muy mal. Luego se me quitaba y me volvía otra vez, hasta el hambre se me quitó. Cuando ya pasó, le conté a la maestra, eran mis primeros masajes, y me dijo: “¿como se te ocurre ir a casas? lo que pasa es que recibiste todo. Otra vez que lo hagas pon rosas alrededor para que éstas reciban la mala vibración”.

Y esto también ya lo comprobé. Una vez vino una señora que me habían dicho que era “malilla”, puse mis rosas y empecé el masaje, de momento no se veía, pero me empecé a sentir tan cansada que parecía que había hecho lo de un mes. No tenía ya ni fuerza, estaba bien cansada. Tenía otro masaje en dos horas, pero cuando se fue la persona me sentía tan cansada que me quedé dormida, y luego cuando subí a limpiar, porque iba a tener el otro masaje, que veo mis plantas bien secas.

¿Tienes alguna anécdota en la que te haya ocurrido lo contrario a estos casos de personas pesadas que te dejan mucho cansancio y te originan otros efectos negativos?

Sí, ésta sí fue bonita. Fue mi primer masaje, y yo siempre me encomiendo a Dios, digo: “Ay diosito que le guste mi trabajo”. Ya tenía aquí en mi consultorio tres meses y no tenía gente, ya ve que la gente aquí piensa que eso es para ricos. Fui a darle a una señora que estaba en silla de ruedas. Llegué, me presenté y también ella, luego le dije: ”A ver que le parece, yo apenas estoy empezando, usted va a ser mi primera clienta”.

Cuando yo empecé mis prácticas se me hacía cansado, cansado. Pero cuando empecé a darle el masaje a esta señora sentía que no lo estaba yo dando. Me dije ¿qué está pasando? Ya llevaba dos horas dando masaje y yo sentía que no había hecho nada. Cuando en eso le digo, “Doña Petra, que bonito cuadro tiene aquí”. Tenía un cuadro de El alma de la Virgen. Me platicó que se lo había hecho un pariente de ella que estaba en la cárcel. Que lo había sacado de una foto en repujado. Cuando terminé de darle el masaje le digo: “Mire Señora Petra, un arco iris muy bonito que se formó en el cuadro..."

¿Y había luz allí?

Estaba oscuro el cuarto, pero se veía el arco iris. Ella dice: ¿Sabes qué?, yo te puse en las manos de la virgen para que ella te diera fuerza para que me pudieras dar mi masaje y que me sintiera mejor. Yo le dije: “y eso que su cama estaba hacia abajo. Yo creía que ni me iba a poder levantar, pero no sentí nada”. Yo me sentía rara, sentí que ni siquiera lo había dado yo, que no me había llevado tres horas. Hasta la señora me dijo: “Tienes manos de ángel”.

¿Y tú qué sientes en tus manos?

Pues últimamente ya siento que no doy el masaje. Antes si me cansaba, ya no.

¿Y a que atribuyes eso?

Pues como digo que yo me entrego, casi siempre me encomiendo a Dios y le pido que no lo dé yo, que lo dé él, que por medio de mis manos él dé el masaje. Y últimamente ya no siento cansancio, ni nada.


¿Eres una persona muy religiosa, poco religiosa?. ¿Cómo eres?

Sí, soy religiosa. Mi mamá siempre nos enseñó el camino. Pero hubo un tiempo que vivimos una situación tan difícil con mi papá, una vida tan fea que yo ya ni creía en Dios después. Yo decía: “Si Dios existe, por qué no nos ayuda, por qué nos está pasando esto”. Entonces mi mamá me decía que fuera a la iglesia, pero yo no quería saber nada de eso, ya no quería vivir, me desesperaba de todo lo que vivíamos en la casa.

Ya cuando fui creciendo, me invitaban a grupos juveniles donde hacían encuentros de jóvenes, para ayudarlos. Yo no quería ir. Decía: “váyanse ustedes con su Dios”. Vivía muy tensa, era muy nerviosa, todo me daba miedo, era penosa y a la vez me volví muy rebelde. Me dijo la psicóloga después, que yo podría llegar a matar. En la escuela si me hacían enojar me les iba, no importaba si era hombre o era mujer, me le iba. No me iba con el deseo de golpearlos, yo quería en ese momento matarlos. No sé de dónde agarraba tanta fuerza, porque si de por si estoy bajita, en ese tiempo estaba más. Me agarraba muy feo con los chamacos o las muchachas. Ya hasta me tenían miedo. También me agarraba con mi hermana la más grande.

Tanta era mi desesperación porque mi papá nos pegaba por cualquier cosita que una vez estuve a punto de matarlo. Agarré un cuchillo, sólo que llegó mi hermano y me agarró la mano por atrás. Yo no lo quería, lo odiaba. Ni un solo día estaba contento, ni un sólo día se sentaba con nosotros a platicar, a comentar, nunca nos decía: "Hija buenos días". Siempre nos mentaba de madres, con perdón de usted, nos decía: “Hijas de no sé qué”. Nos trataba así. A las cinco de la mañana nos daba y nos golpeaba con la hebilla del cinturón si no estábamos ya levantados.

De esa persona ya estaba yo harta. Nos llevaron con una psicóloga, ella le dijo a mi papá que él nos estaba perjudicando. La psicóloga le hizo ver sus errores a mi papá: “ellas reaccionan de esa manera porque usted las tiene así”. El le decía: “Usted está igual que mis hijas de loca”.

Mi mamá nomás oía que llegaba mi papá y se ponía nerviosa. A veces ni era él, pero ella ya oía la voz de él gritándole. A mi mamá nunca le pegó, pero a nosotros si. A ella le gritaba mucho, la maldecía, le decía cosas.

Y en la cuestión religiosa fue que mi mamá empezó a tener una Biblia. La leía a escondidas, mi mamá iba al baño y aprovechaba para leer un pedacito, porque no tenía tiempo de verla. Mi papá nomás se la encontraba y se la quemaba. A veces mi mamá guardaba su Biblia en el horno de la estufa, después en ratitos mientras estaba cocinando la leía.

Mis amigos continuaron invitándome al grupo, a tanto y tanto, dije un día, voy a ir. Fui y sentí, como luego dicen, la presencia de Dios. Fue en un encuentro en Jojutla, estaba el padre Chinchachoma todavía, fue él quien dio la plática. Estaba un sol pero fuerte, un solazo, luego empezaron a caer una gotitas y se formó un arco iris muy grande. Y ya fue cuando vino el padre y dijo: “Miren quien está con nosotros y ustedes no lo ven, volteen al cielo.” Y volteamos a ver y había una firma allí, un arco iris grande así muy bonito. Y yo cuando voltee sentí la sangre caliente, en todo el cuerpo. “Es la presencia de Jesús que está con nosotros, ustedes pueden sentirlo”. Yo que no creía, en ese momento me arrodillé y sentí bien bonito, Yo que estaba con una cara así como de asombro, veía a los jóvenes cantando y bailando, hasta me dieron ganas de hacerlo, y de pronto ya estaba bailando y cantando junto con ellos. Empecé a ir a los grupos y me gustó mucho.

¿Y se te empezó a ir el coraje?

Sí, se me fue todo. Yo le guardaba odio a mi papá, yo lo quería matar. Le decía ¿cómo no te mueres? En la noche quería envenenarlo, algo quería yo hacer. Ya desde que lo dejamos y nos vinimos para acá, gracias a Dios, fue como que volvimos a nacer. Nos sentimos otras, mi mamá también se siente diferente, mis hermanos y todos nos damos apoyo. Nos ayudamos unos a otros. Que se necesita algo, aquí estamos todos.

Veo a mi papá y ya no siento el coraje. La otra vez fui a hablar con él: “Mire, hay que olvidar lo pasado. Si usted no reconoce que fue el del error, está bien, si cree que fue culpa de nosotros, perdónenos y hay que volver a empezar” No, no, el señor terco que nosotros tenemos la culpa. Le digo que nosotros somos muy felices, pero muy felices desde que salimos de allí, a veces no tenemos que comer, comemos frijoles pero comemos muy contentos. Le digo: "Fíjese que somos muy felices allá, si usted no quiere ser feliz, allá usted." Ya no le guardo odio ni nada.

¿Y cómo te visualizas de aquí a cinco años? ¿Haciendo qué?

En cinco años quisiera realizar el sueño de ver mi clínica de belleza, ya tener todo instalado, a ver si logro hacerlo con el apoyo de otras personas. También deseo un bebé.

¿Deseas casarte?

No, primero juntarme y si funciona casarme. Porque de novios es una cosa, pero después de casados es otra. Y si no funciona, para qué me caso. Claro que si me gustaría que funcionara, pero prefiero hacerlo así.

Alejandra con su pato "Chaparro", su mascota favorita


¿Cómo te definirías a ti misma? ¿Qué cualidades tienes? ¿Qué defectos?

Yo soy muy cariñosa, muy amorosa, me entrego. Conozco a alguna persona y ya la siento como de mi familia, como a usted, no es por nada pero ya la siento, como con Rojini y la señora Eva. No sé si a usted le pase lo mismo, pero me han dicho que tengo algo como que le caigo bien a la gente. Mi hermana dice que parezco presidente cuando salgo a la calle y todos me saludan. También me gusta ayudar, por ejemplo lo que le hacen a alguna persona lo siento yo, como si me lo hicieran a mí. Por eso a veces también me enfermo y me deprimo, aunque ya hace tiempo que no es tanto.

Veo que eres una mujer que se pone en el lugar de los demás y sufres con la gente, sin embargo, hay muchas mujeres que están sometidas a situaciones inconvenientes ya sea porque no tienen trabajo, o no fueron a la escuela, o porque tienen hijos, ¿tú que piensas de eso?

Yo me gané el dinero desde niña, yo tenía deseos de tener algo, no robando, ni nada de eso, sé trabajar, pero trabajé desde los ocho años, hacía aseo, quería saber cómo se ganaba el dinero, deseaba cosas y no podía. Pienso que este tipo de persona que tienen problemas se debe valorar, principalmente las mujeres. Si la relación no funciona, ¿sabes qué? ¡adelante!. Si no tengo estudios, buscar trabajo, aunque sea haciendo aseo, porque si no sabe hacer nada, juntar dinerito, poner un negocio, nadie se muere de hambre. Si no buscas, nada va a caer del cielo.

Para concluir esta entrevista ¿qué te gustaría decirle a las mujeres que hayan pasado situaciones similares a las que tu has vivido?

Que busquen primero el apoyo de Dios, porque es el único que nos puede ayudar. No perder la fe, aunque hay gente que no cree y no se encomiendan a Dios. Que en esta vida todo se puede. Que se valoren, que la mujer y el hombre valen lo mismo, que no por ser mujer nos pisoteen o nos quieran hacer menos.


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